mkRecuerdas que desde pequeños nos enseñaron que debíamos obedecer siempre, y por consiguiente debíamos obedecer a nuestros padres (Eclesiástico 3:1-8) y ellos nos enseñaron que a quien debíamos buscar y obedecer es Dios.
Pero, qué sucede cuando no somos obedientes? Hagamos memoria: Recuerdas cuando éramos niños, nuestros padres no nos permitían comer muchas golosinas; y nuestra reacción era, un extremo capricho y muchos lloriqueos, ante esta reacción ellos decidían permitirnos comer más. Pero recuerdas las consecuencias?, estas eran que no podías conciliar el sueño – fuertes dolores de estomago – con el tiempo llegaron las no deseadas caries y para finalizar las repetidas visitas al dentista. Y así sucesivamente podríamos recordar y recordar una serie de historias en el transcurso de nuestras vidas, de diferentes situaciones y propias consecuencias.
El factor común es, nuestros caprichos por obtener lo que queremos, pues creemos que sabemos lo que nos haría realmente felices y creemos conocer lo que necesitamos para sentirnos realizados. Pero, has pensado que hubiese sucedido si hubiéramos buscado la obediencia? ¿Cuántos tropiezos pudimos haber evitado? Pensándolo bien todo pudo ser más fácil, verdad.
En nuestras vidas, así como vemos a nuestros padres, complaciéndonos, justamente así se encuentra Dios, a diario; a pesar de que a Dios le complace y le agrada nuestra obediencia (1 Samuel 15:22) pues él en su plan perfecto sabe lo que nos conviene para bien, y él ya conoce las consecuencias de nuestros actos; a pesar de eso, nos permite elegir, veamos Eclesiastés 11:9-10, en este pasaje Dios nos invita a vivir, disfrutar de nuestra juventud, pero que no olvidemos que nosotros viviremos también lo que le sigue a cada paso que demos.
Dios nos pide que busquemos agradarle; ¿cómo hacerlo?, pues, con nuestra obediencia (Romanos 16:19), su promesa es una recompensa doblemente maravillosa a nuestro comportamiento correcto (Salmo 1:1-3), en dicha búsqueda, te recomiendo que cuidemos el obedecerle con humildad (Mateo 6:1).
Entonces la sugerencia es, que no intentemos cambiar los planes de Dios, pues las consecuencias de nuestros actos las viviremos nosotros mismos (Eclesiástico 2:10-11); en una relación siempre nos esforzamos por agradar a nuestra pareja, y lo hacemos por amor; entonces si decimos amar a Dios, ¿porque no obedecerle?, ¿Porque no agradarle?
“Los que honran al Señor obedecen lo que él ordena; aquellos que le aman hacen lo que él quiere. Los que honran al Señor tratan de hacer lo que a él le agrada; aquellos que le aman cumplen con gusto su ley. Pongámonos en las manos del Señor, y no en las manos de los hombres; porque el amor de Dios es igual a su grandeza” Eclesiástico 2:15-16, 18)
ESCRITO PARA: masparatuvida.blogspot.com
POR: Sandra Ramirez
Sandra Ramirez - La Obediencia
Reviewed by Ernesto Gutierrez
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